De día o de noche da igual, impresionan las vistas de Logroño. Su casco antiguo, la iglesía de la Redonda, el puente de hierro, el rio Ebro, las campanas que las tocas con las manos. Llegar hasta arriba subiendo las interminables escaleras de caracol y encontrarte con el faro iluminado de noche para guiar a los peregrinos, todo resulta fascinante y mágico desde la torre de la iglesia de Santiago.
ALCANZA LA CIMA
Campanitas.
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