A los niños les encanta el barro, mancharse bien las manos y enfangarse lo mas posible, así ha sido siempre y será, tiene esa magia.
Este viernes pasado estuve con ellos a petición de mi hermana MºAngeles que es profesora en el CRA de Agoncillo en su clase de plástica.
Me contó a la llegada que estaban emocionados y expectantes y espero no haberlos defraudado, en dos horas que dura la clase hicimos cuencos con la técnica del barro estirado cortado en trocitos y pequeños jarroncitos desde una bola.
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